lunes, 28 de marzo de 2011

La intervención militar en Libia y la No-intervención en la Guerra Civil española

Antoni Puig Solé
Rebelión

Algunos de los defensores de la intervención militar extranjera sobre Libia, han querido justificar su posición con un recordatorio de las consecuencias dramáticas que tuvo la política de la No-Intervención en la Guerra de España de 1936-39.

Entiendo que en una cuestión de tanta envergadura, todos aquellos que toman posición utilicen los recursos que consideren más oportunos. Ahora bien, no veo legítimo falsear la historia i/o hacer juegos de palabras.

Por eso, no puedo dejar de recordar que en 1936 la crítica a la “No-Intervención” no se fundamentó en la falta de participación militar directa de los países europeos en España. Este tipo de “ayuda” nunca se solicitó. Dolores Ibarruri, en su libro autobiográfico “El único camino” recuerda que “El Gobierno republicano español no pretendió jamás del gobierno francés ni asistencia, ni ayuda activa”.

Los republicanos se dedicaron a criticar el incumplimiento de los acuerdos comerciales que determinados países habían subscrito anteriormente con el gobierno legítimo salido de las urnas.

Para no respetar sus compromisos, los “No-Intervencionistas” tomaron como excusa el carácter civil de la guerra que habían desencadenado los fascistas. Un argumento que guarda similitud con los que ahora, en boca de Berlusconi, utiliza Italia para no cumplir el pacto de no agresión subscrito con Libia.

Las potencias “No-Intervencionistas” alegaban que no querían favorecer a ninguno de los bandos en conflicto. Con esta falsa neutralidad, también se desatendieron las peticiones de armamento, especialmente aviones, que tanto necesitaba el pueblo español para combatir a los sublevados.

Pero la “No-Intervención” sólo se aplicó con el bando republicano y no se hizo lo mismo con los abastecimientos de los rebeldes fascistas.

El problema más importante de la “No-Intervención” fue, en todo caso, que con ella no se evitó la participación directa de los imperialistas alemanes e italianos que con sus aviones y sus bombas masacraron el frente de batalla y la población civil y con sus submarinos hundieron a los barcos republicanos. De hecho, España fue el primer caso de intervención imperialista directa de las fuerzas militares en ascenso en una guerra civil. Esto si que tiene puntos de coincidencia con las intervenciones militares a las que ahora asistimos en Libia.

La presencia extranjera en España, no quedó limitada a la intervención alemana e italiana: Los generales fascistas, sacaron de las tribus del Rif a los hombres de más bestiales instintos con los que invadieron la Península, prometiéndoles todo tipo de trofeos, para que combatieran ferozmente a los republicanos.

Este conjunto de acontecimientos llevaron al PCE a considerar la guerra española como “una Guerra por la independencia nacional”. Nada más alejado de las “revoluciones exportadas” a través de los tanques que antaño defendían los prosoviéticos y de las democracias impuestas a golpe de bomba que ahora algunos Pro-Intervención defienden.

A estas alturas, ya son muchos los historiadores que han reconocido que la mal denominada “No-Intervención” fue de hecho una de las principales formas que revistió la intervención extranjera contra el pueblo español, y una de las principales causas de su derrota.

En la Guerra de España hubo una presencia internacional solidaria de personas procedentes de otros países a través de las Brigadas Internacionales. Pero los brigadistas nunca actuaron bajo bandera extranjera. Lo hicieron al servicio de la república y a las órdenes de los mandos republicanos. Aún así, las fuerzas reaccionarias internacionales los acusaron de “mercenarios”. Finalmente los republicanos optaron por separarlos del frente de combate y organizaron su salida del país. Con esta actuación esperaban que las potencias internacionales “No-Intervencionistas” obligaran la retirada de las tropas extranjeras que apoyaban al fascismo. Pero esto nunca sucedió.

Seguramente algunos dirán que la Unión Soviética sí que “intervino” en la Guerra de España. Puede ser que incluso añadan que “su intervención” es algo que deberíamos agradecer. Esta visión no es del todo correcta y está muy influida por la propaganda fascista. Una cosa es la ayuda y otra totalmente distinta la intervención militar.

La URSS defendió a la república española en todos los terrenos de la arena internacional donde podía llegar su voz, mantuvo y amplió las relaciones comerciales frente al bloqueo de los No-Intervencionistas e hizo llegar unas armas, sin las cuales la defensa de Madrid hubiera sido imposible. Pero la URSS nunca intervino militarmente de manera directa.

Nadie puede ignorar que la ayuda soviética tuvo episodios contradictorios y momentos negros, entre los que encontramos el asesinato de Andreu Nin, según parece, a manos de agentes soviéticos. Pero este asesinato se llevó a cabo contraviniendo la legalidad republicana. Fue, además, un hecho abominable que nos alerta de los riesgos que se corren incluso en los casos en los que no hay intervención militar directa. Imaginémonos entonces, cuál es la situación cuando las potencias extranjeras no se limitan a mantener contratos comerciales y a mandar asesores sino que intervienen directamente haciendo ostentación de su superioridad militar.

La república española seguramente hubiera estado de acuerdo con “la No-Intervención” si esta a) hubiera mantenido las mismas relaciones comerciales que se tenían antes de la revuelta, b) hubiera cortado las vías de abastecimiento de los rebeldes y c) hubiese impedido la participación militar de potencias extranjera en el territorio, en el cielo y en el mar español. Nada de esto tiene que ver con los ataques actuales sobre Libia, que con la excusa de evitar la circulación aérea destruyen las defensas terrestres y los tanques de uno de los bandos. Esta intervención , en todo caso, recuerda la que perpetraron alemanes e italianos en España.

Blog del autor: http://apuigsole.blogspot.com/

viernes, 25 de marzo de 2011

CENSURA sobre lo que está pasando en ISLANDIA

Si alguien cree que no hay censura en la actualidad, que diga, si así como se ha sabido todo lo que pasa en Egipto, ¿porque los periódicos no han dicho nada de nada sobre lo que pasa en Islandia? :

En Islandia, el pueblo ha hecho dimitir a un gobierno al completo, se nacionalizaron los principales bancos, se decidió no pagar la deuda que estos han creado con Gran Bretaña y Holanda a causa de su mala política financiera y se acaba de crear una asamblea popular para reescribir su constitución.

Y todo ello de forma pacífica. Toda una revolución contra el poder que nos ha conducido hasta la crisis actual.

He aquí, por qué no se han dado a conocer hechos durante dos años:

¿Qué pasaría si el resto de ciudadanos europeos tomaran ejemplo?

Esta es, brevemente, la historia de los hechos:

2008. Se nacionaliza el principal banco del país. La moneda se desploma, la bolsa suspende su actividad. El país está en bancarrota.

2009. Las protestas ciudadanas frente al parlamento logran que se convoquen elecciones anticipadas y provocan la dimisión del Primer Ministro, y de todo su gobierno en bloque. Continúa la pésima situación económica del país.

Mediante una ley se propone la devolución de la deuda a GB y Holanda mediante el pago de 3.500 millones de euros, suma que pagarán todos las familias islandesas mensualmente durante los próximos 15 años al 5,5% de interés.

2010. La gente se vuelve a echar a la calle y solicita someter la ley a referéndum.

En enero de 2010 el Presidente, se niega a ratificarla y anuncia que habrá consulta popular.

En marzo se celebra el referéndum y el NO al pago de la deuda arrasa con un 93% de los votos.

A todo esto, el gobierno ha iniciado una investigación para dirimir jurídicamente las responsabilidades de la crisis. Comienzan las detenciones de varios banqueros y altos ejecutivos. La Interpol dicta una orden, y todos los banqueros implicados, abandonan el país.

En este contexto de crisis, se elige una asamblea para redactar una nueva constitución que recoja las lecciones aprendidas de la crisis y que sustituya a la actual, una copia de la constitución danesa.

Para ello, se recurre directamente al pueblo soberano. Se eligen 25 ciudadanos sin filiación política de los 522 que se han presentado a las candidaturas, para lo cual sólo era necesario ser mayor de edad y tener el apoyo de 30 personas.

La asamblea constitucional comenzará su trabajo en febrero de 2011 y presentará un proyecto de carta magna a partir de las recomendaciones consensuadas en distintas asambleas que se celebrarán por todo el país.

Deberá ser aprobada por el actual Parlamento y por el que se constituya tras las próximas elecciones legislativas.

Esta es la breve historia de la Revolución Islandesa: dimisión de todo un gobierno en bloque, nacionalización de la banca, referéndum para que el pueblo decida sobre las decisiones económicas trascendentales, encarcelación de responsables de la crisis y reescritura de la constitución por los ciudadanos.

¿Se nos ha hablado de esto en los medios de comunicación europeos?

¿Se ha comentado en las tertulias políticas radiofónicas?

¿Se han visto imágenes de los hechos por la TV? Claro que no.

El pueblo islandés ha sabido dar una lección a toda Europa, plantándole cara al sistema y dando una lección de democracia al resto del mundo.

http://www.rebelion.org/noticia.php?id=124182

jueves, 24 de marzo de 2011

Comunicado conjunto: ¡no a la guerra!

La oleada de movilizaciones populares que se está produciendo en el mundo árabe, haciendo tambalearse a los gobiernos títeres de Túnez y Egipto, se ha extendido a otros países como Yemen, Jordania, Bahrein, Omán o Libia.

No obstante, lo que está sucediendo en Libia es muy diferente de lo ocurrido en Túnez y Egipto, y por tanto requiere un análisis más pausado.

La situación actual en esta área geopolítica es resultado de la permanente injerencia del imperialismo, de los procesos de descolonización formales, de las políticas neocoloniales de las anteriores metrópolis y de la lucha entre las potencias imperialistas por conquistar esferas de influencia. Durante décadas y hasta su salida del poder, Ben Ali y Mubarak fueron peones del imperialismo favorecidos y protegidos por los países del capitalismo central, donde la fracción socialdemócrata de la burguesía llegó a aceptarlos como miembros de pleno derecho de la Internacional Socialista.

En su momento, Egipto, Argelia y Libia, a diferencia de Túnez o Bahrein, fueron puntales del movimiento de países no alineados y contaban o cuentan con dirigentes que, en lo formal, se muestran como continuadores de los procesos de liberación nacional (personificados en Nasser, Ben Bella y el propio Gadafi en su momento). Estos países fueron en su día referentes del panarabismo y tenían una orientación socialista, al menos en lo formal, que los ponía en el punto de mira de las antiguas potencias coloniales que se resistían a perder el control sobre una zona de importancia geopolítica enorme.

Los procesos de emancipación y liberación nacional en los países árabes del norte de África, caracterizados inicialmente por su firme oposición al imperialismo, pero carentes de una nítida posición socialista y de un contrapeso en la esfera de las relaciones internacionales, como lo fue en su momento la URSS y el campo socialista, han ido derivando, con el paso del tiempo, hacia posiciones de conciliación con las potencias imperialistas, bien cambiando de dirigentes, bien manteniéndose los mismos, haciendo uso de una retórica antiimperialista que ocultaba lo verdaderamente esencial: los acuerdos económicos y políticos de carácter estratégico con el imperialismo que condenaban a estos países a mantener un su status colonial. De esta manera, a los pueblos del norte de África se les robó la oportunidad de construir un nuevo marco de relaciones con las antiguas potencias coloniales, abriendo paso nuevamente a la penetración total de los intereses occidentales en sus países y al surgimiento de una oligarquía ligada a los centros imperialistas y basada en la explotación de las masas populares y el expolio de los recursos de estos países. Ahora, cuando estallan todas las contradicciones acumuladas, cuando esos pueblos, hartos de tanto sufrimiento y tantas carencias, como consecuencia del desarrollo de las fuerzas productivas en colisión con las relaciones de producción en el proceso capitalista, se movilizan para exigir cambios en sus condiciones de vida y sus sistemas políticos, el imperialismo interviene decididamente, tratando de manipular estos procesos para reconvertirlos en una situación nuevamente controlable, que le permita continuar el expolio de sus recursos naturales, minerales y energéticos, utilizando para ello todas las medidas a su alcance.

En efecto, la información que nos han ofrecido los medios de comunicación masivos, propiedad del gran capital, ha sido extremadamente sesgada, haciéndose muy difícil saber con claridad qué ha ocurrido al inicio de la crisis. Han lanzado una campaña de acoso mediático contra el gobierno de Trípoli, difundiendo noticias de supuestos bombardeos contra la población que posteriormente han resultado desmentidos por diversas fuentes, mientras preparaban toda la maquinaria intoxicadora que incluye al Tribunal Penal Internacional y a las agencias de noticias afines.

Varios líderes socialistas y antiimperialistas, principalmente Fidel Castro, Daniel Ortega y Hugo Chávez, han advertido repetidamente del peligro de intervención de la OTAN mientras el imperialismo seguía con sus preparativos de guerra y finalmente ha acabado confirmando sus terribles intereses con el ataque militar a Libia. Por otra parte, la prensa burguesa nos hablaba de manifestantes indefensos siendo reprimidos con dureza, aunque a los pocos días hemos visto cómo surgían grupos armados de opositores a Gaddafi que ya eran capaces de cercar ciudades enteras.

Estamos viendo, por tanto, que en Libia no se estaba dando ningún proceso revolucionario que esté estuviese siendo reprimido duramente por un gobierno, sino un proceso de guerra civil alentado por las fuerzas imperialistas y sostenido desde el interior por los sectores burgueses y feudales para quienes Gadafi se ha convertido en una rémora que impide el desarrollo acelerado del proceso de acumulación capitalista en un país que, a día de hoy, es el país africano con el mayor índice de Desarrollo Humano y la mayor Renta per Cápita. Desde el inicio, estos grupos rebeldes, que se han apropiado la dirección del descontento popular, han enarbolado la bandera de la monarquía pro-occidental y han recibido el apoyo inequívoco de los Estados Unidos. Hillary Clinton, así como el senador McCain, han planteado proveerlos de armas. Por otra parte, son innegables los asesinatos de ciudadanos de raza negra por parte de estos “luchadores por la libertad”. Además, se ha tenido conocimiento de la presencia en Cirenaica (este del país) de mercenarios y asesores estadounidenses, británicos, franceses y holandeses. La maquinaria imperialista se puso en marcha también en el Parlamento Europeo, que aprobó una resolución para reconocer como legítimo al “gobierno” de los opositores libios, haciendo caso omiso del propio derecho internacional burgués.

Realmente, no son los supuestos crímenes de Gaddafi lo que preocupa a los imperialistas, sino las inmensas reservas de petróleo que tiene Libia. El mayor crimen que ha cometido el líder libio, no ha sido reprimir a la población sino haber cerrado las bases militares de EEUU y Gran Bretaña en Libia tras tomar el poder, así como nacionalizar la industria petrolera y los intereses comerciales bajo control estadounidense y británico, y haberse opuesto a EEUU durante décadas. Curiosamente, la izquierda reformista aliada de la Unión Europea así como sectores de la izquierda radical coinciden plenamente con las tesis de la derecha neoliberal, llegando incluso a pedir armas para los rebeldes. Así, esta izquierda tan necesaria para la burguesía capitalista, avala las tesis de los políticos del imperialismo frente a las de los líderes del ALBA. Pero esto no es nada nuevo realmente. Los que hoy en día apoyan a los rebeldes pro-imperialistas y racistas de Libia son los mismos que ayer apoyaban a los talibanes en su lucha contra la “invasión soviética” en Afganistán o a la guerrilla fascista UÇK en Kosovo, etc. Desde la izquierda revolucionaria, en cambio, afirmamos que lo que persiguen los rebeldes anti-Gaddafi es el restablecimiento de un régimen reaccionario y pro-occidental para que Libia vuelva a ser una neo-colonia.

Creemos que a falta de un movimiento progresista y soberano que aglutine las justas protestas contra Gaddafi en sentido antiimperialista y de afirmación de la soberanía nacional, y teniendo en cuenta las actuales circunstancias, el pueblo y los trabajadores libios no tienen nada que ganar y sí mucho que perder con la caída de su gobierno legítimo. Las consignas del tipo “ni OTAN, ni Gaddafi”, solamente facilitan las cosas al imperialismo, colocando al líder libio y al monstruo imperialista en un mismo plano, con la consecuencia de que la intervención militar imperialista (cuyos resultados ya hemos visto en Kosovo e Irak) sea vista con mejores ojos por parte de la opinión pública.

Los abajo firmantes alertamos a la opinión pública ante las mentiras de la propaganda de guerra imperialista, que bien nos recuerda a la de las famosas e invisibles armas de destrucción masiva iraquíes, y condenamos absolutamente esta agresión imperialista del conglomerado formado por la Unión Europea, EE.UU, el Consejo de Seguridad de ONU y la OTAN, con la vergonzosa participación del Estado Español, e instamos al gobierno de Zapatero a que dé marcha atrás en esta aventura militar, de consecuencias desastrosas para el propio pueblo libio y para el conjunto de los pueblos y la paz internacional. Exigimos el regreso de las tropas españolas y abogamos por que el conflicto sea resuelto por una vía pacífica, democrática y respetando la soberanía y la integridad territorial de Libia, sin injerencias de ningún tipo.

¡ALTO A LA AGRESIÓN CONTRA LIBIA!
¡FUERA EL IMPERIALISMO DE ÁFRICA Y ORIENTE PRÓXIMO!
¡VIVA LA LUCHA DE LOS PUEBLOS ÁRABES!

Colectivo Comunista 27 de Septiembre
Partido Comunista de los Pueblos de España
Partido de los Trabajadores de España (PTE-ORT)
Unión de Jóvenes Comunistas-Madrid
Unión Proletaria

viernes, 18 de marzo de 2011

El lobby de los autócratas árabes

Nick Turse
Tom Dispatch


Traducido del inglés para Rebelión por Germán Leyens y revisado por E. Viteri




Los hombres que caminaban por la calle parecían bastante normales. Normales, por lo menos en estos días de tumulto y protesta en Medio Oriente. Vestían con zapatillas, pantalones jeans y camisetas de manga larga. Algunos agitaban la bandera nacional. Muchos alzaban los brazos. Algunos mostraban signos de paz. Varios coreaban: «¡En son de paz, en son de paz!»

A lo lejos, lo muestra un vídeo, transportes de personal blindados esperaban en la calle. En la mortífera incursión del día antes, las fuerzas de seguridad habían despejado la Rotonda Perla de manifestantes por la democracia en Manama, la capital de Bahréin. Esta tarde, los hombres volvieron para que se escucharan sus voces.

Entonces resonó el inconfundible chasquido del fuego de fusiles, y la mayoría de los hombres se dispersó. La mayoría, pero no todos. La secuencia de vídeo muestra a tres que nunca pudieron abandonar el asfalto. El de la camisa aguamarina y los pantalones oscuros recibió sin duda alguna un disparo en la cabeza. En el tiempo que la cámara tardó en girar de su cuerpo a los vehículos blindados y volver, se veía que había perdido mucha sangre.

Human Rights Watch informó más tarde que Redha Bu Hameed murió de un tiro a la cabeza.

Ese incidente, que ocurrió el 18 de febrero, fue uno en una serie de acciones violentas perpetradas por las fuerzas de seguridad de Bahréin, que causaron siete muertos y más de 200 heridos el pasado mes. Los informes señalaron que algunos manifestantes pacíficos habían sido alcanzados no sólo por balas de goma y perdigones, sino, como en el caso de Bu Hameed, por balas reales.

Puede que la bala que costó la vida a Bu Hameed haya sido pagada por los contribuyentes de EE.UU. y entregada a las Fuerzas Armadas de Bahréin por militares estadounidenses. La relación, representada por esa bala (o tantas otras semejantes), entre Bahréin, un minúsculo país de ciudadanos en su mayoría musulmanes chiíes gobernados por un rey suní, y el Pentágono ha demostrado recientemente que es más fuerte que los ideales democráticos de EE.UU., más poderosa incluso que el presidente de ese país.

La manera en la que llegaron las balas estadounidenses a los fusiles bahreiníes, armas utilizadas por soldados para reprimir a manifestantes por la democracia, abre una ventana más amplia sobre las tenebrosas relaciones entre el Pentágono y una serie de Estados autocráticos en el mundo árabe. Si se mira más de cerca, emergen contornos de las maneras cómo el Pentágono y esas naciones ricas en petróleo han presionado a la Casa Blanca para que ayude a subvertir la voluntad democrática popular que se extiende por el gran Medio Oriente.

Balas y Blackhawks

Un análisis de documentos del Departamento de Defensa de EE.UU. realizado por TomDispatch indica que, desde los años noventa, EE.UU. ha transferido grandes cantidades de material militar, desde camiones y aviones a partes de ametralladoras y millones de balas de munición de guerra, a las fuerzas de seguridad de Bahréin.

Según datos de la Agencia de Cooperación de la Seguridad de la Defensa, la rama del gobierno que coordina las ventas y transferencias de equipamiento militar a aliados, EE.UU. ha enviado a Bahréin docenas de «excedentes» de tanques, transportes blindados de personal y helicópteros artillados estadounidenses. EE.UU. también ha dado a la Fuerza de Defensa de Bahréin miles de pistolas de calibre 38 y millones de proyectiles, desde granadas de cañón de gran calibre a balas para revólveres. Un ejemplo de esto es que EE.UU. suministró a Bahréin suficientes balas del calibre 50, utilizadas en rifles de francotiradores y ametralladoras, para matar cuatro veces a cada bahreiní del reino. La Agencia de Cooperación en la Seguridad de la Defensa no respondió a repetidas solicitudes de información y aclaración.

Aparte de todos estos regalos de armamento, munición, y vehículos de combate, el Pentágono, en coordinación con el Departamento de Estado, supervisó la compra que realizó Bahréin de más de 386 millones de dólares en artículos y servicios de defensa entre 2007 y 2009, los tres últimos años registrados. Esos acuerdos incluyeron la compra de una amplia gama de artículos, desde vehículos a sistemas de armas. Sólo el verano pasado, por citar un ejemplo, el Pentágono anunció un contrato multimillonario con Sikorsky Aircraft a fin de adaptar nueve helicópteros Blackhawk para la Fuerza de Defensa de Bahréin.

Marcha atrás

El 14 de febrero, en una reacción violenta ante un creciente movimiento de protesta, las fuerzas de seguridad de Bahréin mataron a un manifestante e hirieron a otros 25. En los días de continua agitación que siguieron, llegaron informes a la Casa Blanca de que tropas bahreiníes habían disparado desde helicópteros contra manifestantes por la democracia (los funcionarios bahreiníes respondieron que los testigos habían confundido la lente de un teleobjetivo con un arma). También se informa de que el ejército de Bahréin abrió fuego contra las ambulancias que llegaron para atender a los heridos y contra los manifestantes de luto que se habían arrodillado para rezar.

«Llamamos a la moderación del gobierno», dijo la secretaria de Estado Hillary Clinton después de la represión en Bahréin. «Instamos al retorno a un proceso que lleve a cambios reales y significativos para la gente en ese país». El presidente Obama fue aún más contundente en sus observaciones, que hablaban de la violencia estatal en Bahréin, Libia y Yemen: «EE.UU. condena el uso de la violencia por parte los gobiernos contra manifestantes pacíficos en esos países, y dondequiera que ocurra”.

Se supo entonces que, bajo las provisiones de una ley conocida como Enmienda Leahy, el Gobierno estaba revisando activamente si se debiera cortar la ayuda militar a diversas unidades o secciones de las fuerzas de seguridad de Bahréin debido a violaciones de derechos humanos. «Ahora hay pruebas de que ha habido abusos», dijo un alto encargado del congreso al Wall Street Journal en respuesta a una secuencia en vídeo de violencia policial y militar en Bahréin. «La cuestión es qué unidades específicas cometieron esos abusos y si utilizaron o no parte de nuestra ayuda”.

En las semanas desde entonces, Washington ha suavizado notablemente su tono. Según un reciente informe de Julian Barnes y Adam Entous en el Wall Street Journal, es resultado de una campaña de cabildeo dirigida a máximos responsables en el Pentágono y el menos poderoso Departamento de Estado por emisarios del rey bahreiní Hamad bin Isa al-Jalifa y sus aliados en Medio Oriente. Finalmente, el lobby árabe aseguró que, en Bahréin, la Casa Blanca no apoyaría un «cambio de régimen» como en Egipto o Túnez, sino una estrategia de teóricas reformas futuras que algunos diplomáticos ahora bautizaron como «alteración del régimen».

Los seis Estados miembros del Consejo de Cooperación del Golfo incluyen a (a parte de Bahréin) Kuwait, Omán, Qatar, Arabia Saudí, y los Emiratos Árabes Unidos, todos con amplios vínculos con el Pentágono. Se informa que esa organización intimidó a la Casa Blanca aprovechando los temores de que Irán pudiera beneficiarse si Bahréin adoptara la democracia y que, como resultado, toda la región podría ser desestabilizada de manera que surgieran enemigos a las políticas de proyección del poder de EE.UU. «A partir de Bahréin, el gobierno se ha desplazado algunos niveles para poner el acento en la estabilidad sobre el gobierno de la mayoría», dijo un funcionario estadounidense citado por el Journal. «Todos se dieron cuenta de que Bahréin es demasiado importante como para fallar».

Es una frase extrañamente familiar, tan cercana a «demasiado grande para fallar», utilizada últimamente, antes que el gobierno rescatara a la aseguradora gigante AIG y a importantes firmas financieras como Citigroup después de la catástrofe económica global de 2008. Bahréin es, claro está, una pequeña isla en el Golfo Pérsico, pero también es la base de la Quinta Flota de la Armada de EE.UU., con la que cuenta el Pentágono como un recurso crucial en la región. Es considerado como un sustituto para la vecina Arabia Saudí, la gasolinera de EE.UU. en el Golfo, y para Washington, una nación demasiado importante como para fallar algún día.

La relación del Pentágono con los países del Consejo de Cooperación del Golfo ha sido consolidada de diversas maneras cruciales, raramente subrayadas en las informaciones estadounidenses sobre la región. La ayuda militar es un factor clave. Sólo Bahréin se llevó 20 millones de dólares en ayuda militar de EE.UU. el año pasado. En un campo relacionado, no se menciona casi nunca el matrimonio entre los contratistas de la defensa, los Estados del Golfo y el Pentágono. Las seis naciones del Golfo (junto con el socio regional, Jordania) van a gastar este año 70.000 millones de dólares en armamento y equipos, y hasta 80.000 millones al año hasta 2015. Mientras el Pentágono busca maneras de reforzar la viabilidad financiera de los fabricantes de armas en tiempos económicos difíciles, los abultados bolsillos de los Estados del Golfo han adquirido especial importancia.

A partir de octubre pasado, el Pentágono comenzó a cabildear secretamente ante analistas financieros y grandes inversionistas institucionales a favor de fabricantes de armas y otros contratistas militares de los que compra a fin de reforzar su viabilidad financiera a largo plazo ante una posible baja en el futuro de los gastos del Departamento de Defensa. Los Estados del Golfo representan otro camino hacia el mismo objetivo. A menudo se dice que el Pentágono es un «monopsonio», el único comprador disponible para sus numerosos contratistas gigantes, pero no es del todo verdad.

El Pentágono es también el único conducto a través del cual sus socios árabes en el Golfo pueden comprar el armamento más avanzado del mundo. Al actuar como intermediario, el Pentágono puede asegurar que los fabricantes de armas en los que se basa estén en buen estado financiero también en el futuro. Un trato de 60.000 millones de dólares con Arabia Saudí el otoño pasado, por ejemplo, aseguró que Boeing, Lockheed-Martin, y otros mega contratistas de la defensa se mantengan en buena salud y rentables incluso si los gastos del Pentágono disminuyen o comiencen a reducirse en los próximos años. La dependencia del Pentágono del dinero del Golfo, sin embargo, tiene un coste. No le puede haber costado mucho tiempo al lobby árabe explicar con qué rapidez su derroche de dinero podría terminar si una cascada de revoluciones convirtiera repentinamente la región en democracias.

Un aspecto aún más significativo de la relación entre los Estados del Golfo y el Departamento de Defensa es el sombrío archipiélago de bases del Pentágono en todo Medio Oriente. Aunque el Pentágono oculta o minimiza la existencia de muchas de ellas, y aunque los países del Golfo normalmente hacen lo posible por ocultar su existencia ante sus propias poblaciones, los militares de EE.UU. mantienen instalaciones en Arabia Saudí, los Emiratos Árabes Unidos, Omán, Qatar, Kuwait y, mira tú por dónde, Bahréin, que es la base de la Quinta Flota, cuyos 30 barcos, incluidos dos portaaviones, patrullan el Golfo Pérsico, el Mar Arábigo y el Mar Rojo.

Donuts, no democracia

La semana pasada, manifestantes pacíficos alineados contra la monarquía de Bahréin, se reunieron ante la embajada de EE.UU. en Manama con letreros que decían «Dejen de apoyar a dictadores», «Dadme la libertad o dadme la muerte», y «El pueblo quiere democracia». Muchos eran mujeres.

Según se ha informado, Ludovic Hood, funcionario de la embajada de EE.UU., llevó una caja de donuts a los manifestantes. «Estas golosinas son un buen gesto, pero esperamos que se traduzca en acciones prácticas», dijo Mohamed Hassan, quien llevaba el turbante blanco de clérigo. Zeinab al-Jawaya, una dirigente de la protesta, dijo a Al-Jazeera que espera que EE.UU. no sea involucrado en el levantamiento en Bahréin. «No queremos que EE.UU. se involucre, podemos derrocar este régimen», dijo.

EE.UU. ya está, sin embargo, profundamente involucrado. A una de las partes le ha dado una caja de donuts; a la otra, helicópteros artillados, transportes blindados de personas, y millones de balas, equipamiento que tuvo un papel significativo en la reciente represión violenta.

En medio de la violencia, Human Rights Watch llamó a EE.UU. y a otros donantes internacionales a suspender de inmediato la ayuda militar a Bahréin. El gobierno británico anunció que ha comenzado una revisión de sus exportaciones militares, mientras que Francia ha suspendido las exportaciones de cualquier equipo militar al reino. Aunque el gobierno de Obama también ha iniciado esta revisión, la voz del dinero es tan fuerte en la política exterior como en el interior. Es probable que la campaña de cabildeo del Pentágono y de sus socios en Medio Oriente margine cualquiera acción seria para limitar la exportación de armas, dejando una vez más a EE.UU. en territorio familiar: apoyando a un gobernante antidemocrático contra su pueblo.

«No voy a mencionar todos los eventos de las últimas tres semanas. Pienso que la historia terminará por registrar que en todo momento, en Egipto, estuvimos del lado correcto de la historia», explicó el presidente Obama después de la caída del hombre fuerte egipcio, Hosni Mubarak. Por no decir algo peor, digamos que esto es una exageración, en vista de las ambigüedades del gobierno hasta que la partida de Mubarak fue un hecho consumado. Cuando se trata de Bahréin, incluso ese apoyo desganado al cambio parece estar cada vez más fuera de límites.

El año pasado, la Armada de EE.UU. y el gobierno de Bahréin auspiciaron una ceremonia colocar la primera piedra de un proyecto de construcción que se desarrollará en las 28 hectáreas de una propiedad de primera clase frente al mar, en Manama. Programado para ser completado en 2015, el complejo debe incluir instalaciones portuarias, barracones para tropas, edificios administrativos, un restaurante, y un centro de recreación, entre otras comodidades, a un precio de 580 millones de dólares. «La inversión en el proyecto de construcción a orillas del mar mejorará la calidad de vida de nuestros marineros y socios de la coalición, durante muchos años», dijo el capitán de corbeta Keith Benson, del contingente de la Armada en Bahréin. «Este proyecto simboliza la relación continua y la confianza, la amistad y la camaradería que existe entre EE.UU. y las fuerzas navales bahreiníes».

Por lo que parece, ese tipo de «camaradería» es más poderoso que el compromiso del presidente de EE.UU. de apoyo al cambio pacífico y democrático en esa región rica en petróleo. Después de la expulsión de Mubarak, Obama señaló que «fue la fuerza moral de la no violencia, no del terrorismo, no el asesinato irreflexivo, sino la no violencia, la fuerza moral, lo que una vez más inclinó el arco de la historia hacia la justicia». El Pentágono, según el Wall Street Journal, se ha sumado al esfuerzo por inclinar el arco de la historia en una dirección diferente: contra los manifestantes por la democracia de Bahréin. Sus confortables relaciones con los traficantes de armas y los Estados árabes autocráticos, consolidadas mediante grandes contratos de defensa y tenebrosas bases militares, explican el motivo.

Funcionarios de la Casa Blanca afirman que su apoyo a la monarquía de Bahréin no es incondicional y que esperan un rápido progreso de las reformas reales. Lo que signifique eso, sin embargo, depende evidentemente del Pentágono. Es notable que, a finales de la semana pasada, un alto responsable estadounidense haya viajado a Bahréin. No era un diplomático. Y no se reunió con la oposición (ni siquiera para una sesión fotográfica de entrega de donuts). El secretario de defensa Robert Gates llegó para entablar conversaciones con el rey Hamad bin Isa al-Jalifa y el príncipe heredero Salman bin Hamad al-Jalifa para presentar, dijo el secretario de prensa del Pentágono Geoff Morrell, «una muestra de nuestro apoyo».

«Estoy convencido de que ambos hablan en serio de llevar a cabo una verdadera reforma y de seguir adelante», dijo después Gates. Al mismo tiempo, sacó a relucir el espectro de Irán. Aunque aceptaba que el régimen en ese país aún no ha fomentado protestas en la región, Gates afirmó: «la obvia evidencia apunta a que a medida que se alarga el proceso, en particular en Bahréin, los iraníes buscan maneras de explotarlo y crear problemas».

El secretario de defensa lamentó que los gobernantes de Bahréin se encuentren «entre la espada y la pared» y otros funcionarios han afirmado que las aspiraciones de los manifestantes por la democracia en la calle están inhibiendo las importantes conversaciones con los grupos opositores más moderados. «Pienso que lo que el gobierno necesita es que todos respiren hondo y se aseguren un pequeño espacio para que este diálogo siga adelante», dijo. A fin de cuentas, dijo a los periodistas, las perspectivas estadounidenses para la continuación de sus bases en Bahréin son sólidas. «No veo ninguna evidencia de que nuestra presencia vaya a ser afectada a corto o medio plazo», agregó Gates.

Inmediatamente después de la visita de Gates, llama la atención que el Consejo de Cooperación del Golfo haya enviado un contingente de tropas saudíes a Bahréin para ayudar a aplastar las protestas. Atemorizado por el Pentágono y sus socios en el lobby árabe, parece que el gobierno Obama se ha puesto de parte de las fuerzas antidemocráticas en Bahréin y dejado pocas dudas sobre el lado de la historia en el que se ubica realmente.

Nick Turse se dedica al periodismo de investigación, es editor asociado de Tomdispatch.com y actualmente es también profesor en el Instituto Radcliffe de la Universidad de Harvard. Su libro más reciente es: The Case for Withdrawal from Afghanistan (Verso Books). Su página en Internet es NickTurse.com.

Copyright 2011 Nick Turse

martes, 15 de marzo de 2011

Cuando Marine Le Pen visitó Lampedusa

Gorka Larrabeiti
Rebelión




El día en que Marine Le Pen, líder del partido del Frente Nacional de Francia, y Mario Borghezio, eurodiputado de la Liga Norte famoso por sus declaraciones xenófobas, visitaron la isla de Lampedusa, al menos 35 inmigrantes provenientes de Túnez y en dirección a la isla de Lampedusa desaparecieron tras el naufragio de su embarcación.

Marine Le Pen habló con inmigrantes durante su visita al centro de identificación y expulsión de la isla y les dijo que sentía gran compasión por ellos, pero que Europa no podía acogerlos porque no tenía medios financieros suficientes. Sin embargo, muchos jóvenes de Lampedusa desmontaron la propaganda xenófoba de Le Pen y Borghezio. En el aeropuerto les recibieron con pancartas de protesta: "Liberté, egalité, fraternité: aussi pour les sans-papier". Y otro que decía: "El mundo es de color: entrad en razón". "No vemos la situación como la pintan Borghezio y Le Pen. No queremos que nos impliquen en inútiles polémicas políticas que pretenden hacerse publicidad a nuestra costa. Lampedusa es tierra de acogida y solidaridad. Repudiamos el racismo y la xenofobia en todas sus formas".

Mientras Marine Le Pen hablaba de los problemas de los flujos migratorios, Malta devolvía a aguas internacionales un barco que había zarpado de Trípoli con 1.800 inmigrantes magrebíes a bordo e Italia lo monitoraba porque "faltaba certeza en la identidad de los pasajeros". Volvía a repetirse algo parecido a lo que ocurrió con la nave Pinar, que tardó en ser rescatada porque ni Italia ni Malta la ayudaban escudándose en cuestiones de competencia territorial de las aguas en que se encontraba la nave. Marine Le Pen tiene una solución para este problema: "Italia debería enviar barcos con agua y alimentos y ayudar a los migrantes en el mar evitando que desembarquen en la isla". ¿Y después qué? ¿Dejar que la mar se encargue del resto?

Marine Le Pen se sacó fotos en la isla de Lampedusa, mientras la vida continuaba: otras veinte embarcaciones iban rumbo a Lampedusa; durante ese día habían llegado otras 500 personas; la Guardia costera había salvado de un naufragio seguro a 40 migrantes.

El día que murieron 35 migrantes tunecinos al naufragar su patera, ya nadie se acordaba de los tres bangladesíes que murieron en Grecia, tras ser evacuados de Benghazi a bordo del Ionian King junto con otros 1.200 extranjeros, ni de los 200 muertos en la frontera grecoturca al cruzar el río Evros, ni de las huelgas de hambre de los tunecinos encerrados en los Centros de Identificación y Expulsión italianos mientras la mayoría de los 6.000 compatriotas desembarcados en Lampedusa pudieron proseguir su camino hasta Francia, ni de la denuncia que la red Migreurop tras visitar el CIE de via Corelli en Milán y ver que había rumanos -ciudadanos de la UE- detenidos, que muchos tunecinos habían solicitado asilo repetidamente pero no se lo habían concedido, que las condiciones higiénicas eran pésimas, y que abundan las denuncias de malos tratos.

El día en que Marine Le Pen visitó Lampedusa, el ministro de Interior italiano lanzaba un aviso alarmista de alta rentabilidad electoral: "Llegarán 10.000 inmigrantes por semana". Italia, subraya Fulvio Vasallo Paleologo, por seis mil inmigrantes había declarado el estado de emergencia, mientras que Túnez, con muchos menos medios y sin tanto ruido, había acogido ya a 150.000 personas procedentes de Libia.

martes, 8 de marzo de 2011

Carme Chacón: La mejor defensa es un buen ataque

Con la velocidad y diligencia debidas (a 110 kms. y sin ingerir bebidas alcohólicas), Carme Chacón, Ministra de Ataque del gobierno español, se ha lanzado en ayuda de Hillary Clinton (como hubiera hecho José Mª Aznar en sus mejores tiempos de genocida en progresión geométrica), porque así se lo ha demandado la Casa Blanca.

Varias naciones ya han dictado sentencia, apoyando a los rebeldes que combaten contra el ejército de Gadafi, que debe ser un dictador aún peor que Franco, habida cuenta del apoyo que Gran Bretaña, USA y Francia prestaron al Caudillo en 1936, abandonando a su suerte a los republicanos, que cayeron defendiendo la democracia. Los tiempos han cambiado.

España hace lo propio, pero buscando matrícula de honor, por lo que la ayuda del ejército de Carme a las compañías Exxon Mobil (EEUU), BP (Reino Unido), Royal Dutch Shell (Holanda), Total (Francia), ChevronTexaco (EEUU), ConocoPhillips (EEUU), sin olvidar, cómo no, a nuestra patriótica Repsol YPF, deberá tener un mayor calado.

Ni corta ni perezosa, la funcionaria ha solicitado venia correspondiente para que uniformados españoles (mercenarios en su mayor parte) puedan dejar su vida en Libia, junto a otros imitadores de los aguerridos miembros de Black Water, más algunas tropas de sendos ejércitos europeos, con objeto de despejar el terreno a los empresarios norteamericanos y británicos de la industria petrolera, para que el codiciado líquido llegue a esas buenas manos, que sabrán corresponder al favor recibido con alguna que otra cuota de mercado, a buen precio y durante algunos años.

El petróleo iraquí nos ha costado más de un ojo, por lo que el libio parece más tentador, sencillo y rico en reservas, sin una Resistencia organizada (ya habrá tiempo para ello) y un líder a punto de caramelo para procesar en la Corte Internacional de la Haya, donde jamás se solicitó la presencia de Pinochet o Videla, donde jamás se juzgará a Álvaro Uribe, Tony Blair, Javier Solana o George W. Bush, criminales de guerra con más muertes a su espalda que Mouammar Kadhafi.

La crisis energética provocada por la OPEP, que a su vez es la misma que la que se padece por la actuación expoliadora del FMI, el Banco Mundial o el G-20, obliga a Zapatero a emprender nuevamente el camino señalado: La mejor defensa es el ataque. De otra forma, los habitantes y turistas del territorio hispano tendrían que reducir la velocidad de sus vehículos a 80 kms. por hora, enfrentándose a nuevas prohibiciones que generan malos humos y peor humor.

Por desgracia, que la ministra haya comenzado a dar los pasos necesarios para jugar a la guerra, es otro error tan grave como la expresión de su rostro en un funeral con música militar, creando falsas e inútiles gestas de las fuerzas armadas del Borbón, que arrancarán lágrimas de emoción a los amantes del melodrama, cuando comiencen a llegar los primeros cadáveres de los primeros caídos por Dios, por España y el Oro Negro de Obama.

Conmemorando a su manera el Día Internacional de la Mujer Trabajadora, Carme Chacón ya tiene preparada su lista de gestos patrióticos de cara a esas eventualidades. Es imprescindible de cara al gran teatro de la televisión, en la que conviven, como prescripción facultativa idónea, dos tipos de programas que deben ingerirse, alternándose en la programación, para lograr el efecto necesario.

En primer lugar, un espacio Informativo plagado de muertes, atropellos, asesinatos por violencia doméstica, detención de jóvenes vascos que se autolesionan estando esposados y encapuchados, atracos a mano armada, incendios, desahucios, desalojos, inundaciones, estafas y demás actividades habituales en nuestro país, cuyos protagonistas suelen pertenecer a lo mejor del PPSOE.

Como excepción a esta regla, se verterá toda la inquina sobre la familia Ruiz Mateos, de cara a que el resto de los casos parezcan de menor enjundia. Termina la primera dosis con el informa meteorológico, en el que la o el responsable debe sugerir que el sol saldrá incluso por Antequera, ataviado con dos franjas rojas, una superior y otra inferior; el gualda lo pone gratis el astro rey.

El segundo prototipo debe inyectarse en vena inmediatamente, con sus dosis de cotilleo y marujeo, amarillismo, debates con temática sensacionalista, cómicos especialistas en dramas personales que harán lo indecible por arrancar carcajadas, periodistas que desertaron en la transición, traiciones familiares, insultos y amenazas entre ex novios o parejas, revelación de drogodependencias, tráfico de blancas y prostitución de lujo.

La exacta mezcla de ambos, conseguirá que la indolencia y descompromiso de los ciudadanos alcance las cotas necesarias para que, cuando comience la llegada de tropas españolas en ayuda de los empresarios norteamericanos del petróleo, se contemplen las muertes y asesinatos de civiles como un mal necesario, un daño colateral, aunque las víctimas sean niños de corta edad. Ello contribuirá a que las madres traten a sus hijos con mayor mimo y cariño, preparándoles para el día en el que se apunten al ejército, donde el trabajo es seguro (aunque desarrollado en lugares inseguros), la paga más que suficiente y las exequias gratuitas.

Carme Chacón se halla en su mejor momento y así se lo ha confesado a Hillary. Estoy segura - piensa la funcionaria - que las únicas preocupaciones nacionales descansan en tres temas que nuestro gobierno ha señalado con precisión matemática: el terrorismo de ETA, la prohibición de fumar en espacios cerrados y la reducción de la velocidad en autopistas. El resto de la problemática social no debe tener importancia alguna.

Lo malo es que hay millones de españoles que han aceptado la receta.

http://tenacarlos.wordpress.com/

lunes, 7 de marzo de 2011

La nueva era prometida en Afganistán sólo ha traído un sistema político corrupto que favorece a los criminales y el tráfico de drogas

Afghanistan Rights Monitor

Estos días se habla de una posible intervención militar de Estados Unidos y de la OTAN en Libia, supuestamente con ánimo de evitar un baño de sangre entre la población por parte de las tropas de Gadafi. En este contexto conviene recordar la experiencia de otras invasiones protagonizadas por dichas fuerzas contra gobiernos dictatoriales y con el propósito aparente de instaurar regímenes democráticos. Reproducimos a continuación extractos de un informe de Afghanistan Rights Monitor sobre las víctimas civiles de la guerra en Afganistán. El informe completo en inglés puede leerse en la página web de ARM: http://www.arm.org.af/]

Una guerra larga, costosa y letal

Para muchos estadounidenses y europeos, la guerra en Afganistán comenzó en octubre de 2001, cuando las fuerzas de la Coalición atacaron al régimen brutal de los talibán, que había dado cobijo y apoyo a los terroristas internacionales impulsores de los atentados del 11 de Septiembre en Estados Unidos de América. La tiranía de los talibán fue derrotada en pocas semanas y entonces se prometió una nueva era de paz a los pueblos afganos cansados de tanta guerra.

Más de nueve años después, los talibán matan y destruyen cada vez más abiertamente en su intento de recuperar el poder. Frente a ellos luchan decenas de miles de soldados de EE UU, la OTAN y el gobierno afgano, que bombardean y disparan sobre todo lo que huele a talibán y a otros grupos armados de oposición. Y entre dos fuegos se hallan los millones de civiles y afganos no combatientes que son asesinados, torturados, acosados y forzados a dejar sus hogares por quienes les tachan de partidarios del gobierno y de los invasores extranjeros o por quienes les acusan de ser ”terroristas”, insurgentes o directamente talibán.

La nueva era prometida en Afganistán –el Plan Marshal de reconstrucción, desarrollo y democratización– ha traído en realidad un sistema político corrupto e inepto que favorece y refuerza a los señores de la guerra, los criminales, los traficantes de drogas y los políticos corruptos. Creemos que tendrá que ocurrir un milagro para ganar esta guerra y restablecer una paz viable en Afganistán bajo la dirección del gobierno afgano que detenta el poder. El país no cumple los requisitos básicos para una paz sostenible –un gobierno legítimo, competente e independiente– y está además enredado en complejas rivalidades regionales.

Cuando la guerra cumplió su noveno año, algunos expertos estadounidenses empezaron a quejarse de su larga duración y su coste económico. Utilizando los medios militares aéreos y terrestres y de espionaje más sofisticados de todos los tiempos para “derrotar, eliminar y quebrar” a sus enemigos, la única superpotencia del mundo parece fatigada y exhausta en la llamada “guerra contra el terrorismo”. Cuando los bandos combatientes se sienten cansados de utilizar su maquinaria bélica durante una década, ¿qué sentirá la población, que se halla en el centro de una guerra sin cuartel desde hace más de tres décadas? Porque en realidad la guerra de Afganistán comenzó en 1979 y desde el primer día EE UU y sus aliados han estado involucrados en ella de una manera u otra. Washington ha lidiado sendas guerras brutales contra dos ideologías opuestas en Afganistán: el socialismo y el terrorismo.

A lo largo de los últimos nueve años, EE UU ha gastado más de 3,751 billones de dólares en eliminar a una fuerza talibán que según cálculos de la época estaba formada por un total de tres a cinco mil hombres. Otros países miembros de la OTAN que han enviado tropas a Afganistán para apoyar la lucha contra los talibán han gastado más de 70.000 millones. Esto significa que EE UU y la OTAN han desembolsado entre 89 y 148 millones de dólares por cada combatiente enemigo.

EEUU y la OTAN han matado y capturado de hecho, en los últimos nueve años, a más de los 5.000 combatientes enemigos que se había calculado en un principio, pero paradójicamente la guerra se ha intensificado y extendido a casi todas las regiones del país. Asimismo, miles de soldados afganos y extranjeros han perdido la vida en la guerra, por no hablar de los lisiados y mutilados.

Víctimas civiles de la guerra

La guerra ha sido especialmente devastadora entre la población civil afgana. Del 1 de enero al 31 de diciembre de 2010 hubo por lo menos 5.691 víctimas civiles (2.421 muertos y 3.270 heridos). En la primera mitad de 2010, ARM contó 2.574 víctimas civiles (1.074 muertos y 1.500 heridos), de las que 661 muertes se atribuyeron a los grupos armados de oposición; 210 muertes se achacaron a las fuerzas de EE UU y la OTAN, más de 150 muertes a las fuerzas armadas del gobierno afgano, las milicias y las empresas de seguridad privadas. Veintisiete muertes no pudieron atribuirse a ningún grupo identificado.

En el segundo semestre del año, ARM contabilizó 3.117 víctimas civiles (1.347 muertos y 1.770 heridos).

Se acusó a los grupos armados de oposición de ser responsables del 63 % del total de muertos civiles en el conjunto del año (1.531) y del 70 % de los heridos (2.288); las fuerzas de EE UU y de la OTAN fueron responsables del 21 % de las muertes de civiles (512) y del 20 % de los heridos (655); las fuerzas armadas del gobierno afgano (policía, ejército y milicias) fueron acusadas del 12 % de las muertes de civiles (278) y del 7 % de los heridos (278); y alrededor del 4 % de las muertes de civiles (100) y el 3 % de los heridos (88) no pudieron atribuirse a ningún grupo armado identificable y por tanto figuran bajo el epígrafe de “autoría desconocida” en el informe.

Los atentados con bomba, los atentados suicidas, las incursiones aéreas y los asesinatos selectivos constituyen los métodos de combate más letales que se cobraron más vidas de personas no combatientes.

Los atentados con bombas ocultas se achacan sobre todo a los grupos armados de oposición, particularmente en zonas urbanas y residenciales, causando numerosas víctimas entre la población. Por lo menos 693 civiles murieron y más de 1.800 resultaron heridos en 2010 en este tipo de atentados.

Los atentados suicidas, que también practican casi exclusivamente los grupos armados de oposición, segaron la vida de 237 civiles, hirieron a centenares y causaron otros daños injustificados en comunidades no combatientes. Además, los grupos armados de oposición son conocidos por los numerosos asesinatos de funcionarios civiles del gobierno, jefes tribales y otras personas no armadas de las que ellos sospechan que son favorables al gobierno. Más de 400 personas de esta categoría fueron asesinadas el año pasado.

En 2010, las tropas de EE UU y la OTAN en Afganistán engrosaron sus filas hasta niveles nunca alcanzados en todos estos años (más de 140.000 soldados) y lanzaron importantes operaciones militares en distintas partes del país. Sus mandos afirman que el año pasado mataron a miles de combatientes enemigos. Sin embargo, en varios casos se ha constatado que simplemente calificaron a víctimas no combatientes de “presuntos insurgentes” o “presuntos talibán” a fin de justificar ataques preventivos por tierra y aire.

A lo largo de 2010, diversas comisiones de investigación nombradas por el presidente Hamid Karzai para investigar incidentes con víctimas civiles causadas en operaciones militares de las fuerzas de EE UU y la OTAN desmintieron en repetidas ocasiones la versión del mando de dichas fuerzas. Habitantes de las zonas afectadas por el conflicto también rechazaron con firmeza las declaraciones de los militares de EE UU y de la OTAN sobre la muerte de “presuntos insurgentes” en varios casos. Las informaciones obtenidas por ARM indican asimismo que al menos 217 civiles murieron a raíz de incursiones aéreas de las fuerzas de EE UU y la OTAN y 192 perdieron la vida por disparos directos o indirectos realizados por dichas fuerzas.

Las fuerzas de seguridad del gobierno afgano intervinieron conjunta o separadamente en un número creciente de operaciones de combate en el marco del programa de instrucción y entrenamiento llevado a cabo por EE UU y la OTAN de cara a la formación de la Policía Nacional y del Ejército Nacional afganos. El incremento de las actividades militares hizo que creciera el número de víctimas civiles atribuidas a las fuerzas gubernamentales. Junto con otros grupos armados locales aliados del gobierno, las fuerzas gubernamentales fueron acusadas de haber matado a 278 y herido a más de 239 civiles.

Milicias irregulares

EE UU obligó al gobierno afgano a aceptar la ejecución de proyectos de seguridad controvertidos, en los que se crean milicias armadas irregulares cuyos miembros son reclutados y entrenados para llevar a cabo operaciones antiterroristas y de contrainsurgencia. Las comunidades locales han tachado a estos grupos de criminales y saqueadores y les han acusado de cometer graves violaciones de los derechos humanos.

En suma, 2010 ha sido otro año terrible para muchos civiles afganos, en el que además de los muertos y heridos hubo que lamentar otros muchos daños y sufrimientos causados por la intensificación de los enfrentamientos bélicos. Cuando la guerra entró en su décimo año, las perspectivas de paz y seguridad no son nada prometedoras para la mayoría de los afganos y afganas.

El presidente Hamid Karzai, a quien muchos consideran incompetente, ha encargado a un consejo nombrado por él mismo y dominado por los antiguos jefes de las milicias y supuestos criminales, que explore las posibilidades de reconciliación y de llegar a acuerdos de paz con los talibán y otros grupos armados de oposición. Los jefes talibán han rechazado categóricamente los repetidos llamamientos de Karzai a entablar conversaciones y han tachado al gobierno actual de corrupto, ladrón y títere. Por desgracia, muchos afganos comparten las críticas de los talibán hacia el gobierno de Karzai, particularmente en lo que respecta a la corrupción galopante, la mala administración y la influencia de los señores de la guerra.

Muchos creen que la paz no se logrará en el campo de batalla, sino en todo caso en la esfera política. Sin embargo, pensamos que si esta esfera está carcomida y corrompida, no hay ninguna posibilidad de que se entablen conversaciones significativas para poner fin al derramamiento de sangre y lograr una paz justa y duradera. Más que ninguna otra cosa, la paz exige en Afganistán un proceso durante mucho tiempo denegado de justicia y rendición de cuentas por los crímenes del pasado y del presente; un Estado de derecho en que los ciudadanos se sientan seguros; un gobierno legítimo que no extorsione a la población, sino que le preste servicio de un modo eficiente, y dirigentes fuertes y honestos que no tengan las manos manchadas de sangre inocente.

ARM (Afghanistan Rights Monitor) es una organización independiente de defensa de los derechos humanos con sede en Kabul.

Traducción: VIENTO SUR

Fuente: http://www.vientosur.info/articulosweb/noticia/index.php?x=3684

jueves, 3 de marzo de 2011

"Una intervención militar de la OTAN en Libia provocaría miles de muertos"

El canciller de Cuba, Bruno Rodríguez, opina que una intervención militar de la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN), y países imperialistas como Estados Unidos a Libia provocará miles de muertes en ese país y el saqueo de sus riquezas naturales: fundamentalmente el petróleo.

Canciller Bruno Rodríguez, gracias por esta entrevista a teleSUR. Nos gustaría concer. ¿Cuál es la posición de Cuba respecto a lo que está ocurriendo, las escenas que se están viviendo en Libia?.

He platicado que Cuba comparte la preocupación mundial por la muerte de civiles en Libia. Es también nuestra preocupación la muerte de civiles en otras guerras como Irak y Afganistán y he expresado que deseamos al pueblo libio una solución pronta, pacífica y soberana a la guerra civil que está ocurriendo en ese país, sin ninguna injerencia ni intervención extranjera, de forma que se garantice la soberanía e integridad de la nación libia.

A propósito de eso Canciller, usted ha dicho en su discurso que ha sido tan ovacionado acá (en Suiza) que justamente hay intereses de fuerzas políticas en Estados Unidos y Europa de realizar una intervención militar en Libia. ¿Qué opinión tiene al respecto, qué hay detrás de esto, qué se está preparando?.

Sigo con mucha preocupación desde hace ya varios días las declaraciones de políticos conservadores, fundamentalmente norteamericanos, algunos políticos conservadores europeos que están convocando abiertamente a una intervención militar de la OTAN (Organización del Tratado de Atlántico Norte), a una guerra que provocaría miles de muertos, civiles también, daños colaterales como lo llaman en las guerras, su doctrina, la OTAN.

He visto declaraciones de la Secretaria de Estado de los Estados Unidos (Hillary Clinton) diciendo que todas las opciones están sobre la mesa. He visto algunos gobernantes y altos funcionarios norteamericanos diciendo que se están desplazando fuerzas y medios militares hacia esa zona, y he venido al Consejo de Derechos Humanos, entre otras razones, a denunciar y advertir a la opinión pública mundial del riesgo de una intervención militar de la OTAN que tendría el objetivo de ocupar a Libia y ocupar los enormes recursos petroleros de esa nación.

El petróleo es el fondo de la voracidad que refleja alguna prensa asociada a consorcios mediáticos y a políticos y Gobiernos imperialistas.

Ministro, por último, queríamos preguntarle. ¿Qué opinión le merece a Cuba, a usted, la propuesta que ha hecho aquí Venezuela de conformar una comisión internacional de buena voluntad para resolver el conflicto en Libia?.

La comunidad internacional y todos lo órganos de las Naciones Unidas, incluida la Asamblea General de las Naciones Unidas, que es verdaderamente democrática, representativa y no tiene los vicios dictatoriales del Consejo de Seguridad, debería emplear todos sus recursos y facultades para ayudar al pueblo libio, con pleno respeto a su soberanía, a resolver el conflicto en que está sumido, la iniciativa de crear esta comisión presentada por el comandante, por el presidente (Hugo) Chávez, concita un gran interés de la comunidad internacional, daremos todos nuestro apoyo, participaremos de esa gestión en la esperanza de que fructifique.

Fuente: http://www.telesurtv.net/secciones/entrevistas/89714-NN/una-intervencion-militar-de-la-otan-en-libia-provocaria-miles-de-muertos/