jueves, 28 de mayo de 2009

Palestina: La muerte de Bassem Abu Rahme


Abajo el muro del apartheid

La muerte de Bassem Abu Rahme. O cómo Israel mata cuando quiere a la vez que exige a los palestinos que resistan sin violencia. El pasado 17 de abril, como cada viernes por la tarde desde hace 4 años, Bil´in, pequeño pueblo situado al norte de Ramalá, se prepara para la manifestación semanal para protestar contra el muro de anexión construido por Israel (algunos le llaman muro del apartheid o muro de separación. El gobierno Israel habla de barrera de seguridad).
El pueblo de Bil´in ha perdido más del 60% de su espacio original desde mediados de los años 1980 en beneficio de colonias cada vez más numerosas gracias a la implantación del muro. La economía del pueblo se basaba en la agricultura y las plantaciones de olivos pero cada vez más, los habitantes de Bil´in sobreviven gracias a la actividad de las mujeres. El bordado se ha convertido en una de las principales actividades del pueblo que se sitúa solo al algunos kilómetros de Tel Aviv (cuando el tiempo es claro, se puede ve la inaccesible playa -inaccesible para los palestinos- desde las terrazas de las casas de Bil´in).

En enero de 2005, fue creado un comité local (creado por Mohamed Khatib y Abdullah Rahme). El mes siguiente comenzaban las primeras manifestaciones no violentas . Al principio diarias, luego cada viernes, día de la oración llamada Yum Al Juma´a.

El pueblo logró una inmensa victoria en agosto de 2008 cuando la Alta Corte de Justicia israelí declaró que el nuevo trazado de la barrera de seguridad de Bil´in contravenía la opinión de esa misma Corte hecha pública en septiembre de 2007. El juicio sentenciaba que el trazado del muro constituía un perjuicio contra el pueblo de Bil´in y debía ser desviado. La Corte requirió pues al estado a establecer un nuevo trazado en 45 días respetando la sentencia emitida.

El 17 de abril de 2009, el muro no se había movido un centímetro. Mientras los habitantes del pueblo estaban rezando en la mezquita, protestatarios internacionales (venidos del mundo entero) así como un fuerte contingente de israelíes (salidos en particular de los movimientos Alternative Information Centre y de Anarchist Against the Wall) buscaban un poco de sombra para protegerse del calor del sol y discutían sobre el acontecimiento del día. En cuanto acabó la oración, comenzó la manifestación que tomó la dirección del muro, a algunos kilómetros de allí. Podéis estar seguros de que Bassem (también llamado Phil) estaba a la cabeza del cortejo. Era su lugar. He encontrado a Bassem en numerosas ocasiones cuando he ido a Bil´in. Era un hombre fuerte, un hombre que cantaba fuerte, que bromeaba sin cesar, un hombre enérgico, un líder al que el comité del pueblo y los militantes israelíes seguían.

Como siempre, en cuanto la marcha hubo alcanzado el lugar en que se comienzan a ver los soldados israelíes, cayeron las primeras granadas lacrimógenas. Los más valientes continuaron su marcha y alcanzaron algunos minutos más tarde el comienzo del muro. Bassem estaba entre ellos. Los israelíes presentes en cabeza del cortejo comenzaron a dirigirse a los soldados en hebreo y Bassem les lanzó esta frase: "Es una manifestación no violenta, hay niños e internacionales entre nosotros...". Recibió un balazo y no acabó jamás su frase. Se desplomó, intentó levantarse, luego, la muerte. (http://www.bilin-village.org/englis... ver las imágenes y vídeos al final de la página).

Bassem ha sido asesinado por un nuevo tipo de granada lacrimógena llamada "rocket". El soldado que disparó estaba a alrededor de 40 metros. Es este mismo tipo de granada el que hirió gravemente a un ciudadano americano, Tristan Anderson, hace pocas semanas. Estas bombas lacrimógenas son tan rápidas y peligrosas como las balas de fusil. Son difíciles de esquivar. Las bombas lacrimógenas clásicas se tiran al aire y luego caen antes de rebotar en el suelo varias veces. Estas tienen el mismo tipo de trayectoria directa que las balas de fusil. Es de nuevo la prueba de que Israel utiliza Cisjordania como una campo de experimentación, que Israel considera a los palestinos como cobayas.

El soldado que disparó sabía lo que hacía y a quién apuntaba. El horror de este acto reside en el hecho de que probablemente conocía a Bassem. Bassem estaba siempre entre los primeros y participaba en estas manifestaciones desde hacía años. Los soldados son a menudo los mismos y acaban por conocer a quienes están enfrente. Bassem no ha tenido tiempo de decir buenos días...o adiós.

El 17 de abril, Bil´in y Palestina han perdido a uno de sus héroes.

¿Y ahora?

Israel ha declarado inmediatamente que iba a abrirse una investigación (hasta hoy, entre las investigaciones abiertas por este tipo de acontecimientos, solo el 6% de los soldados han sido juzgados y salen del paso con unas semanas de suspensión). Pero antes mismo de que se dicte una sentencia, fiel a la costumbre de propaganda, Israel ha declarado que la manifestación había sido particularmente violenta y que los soldados habían debido reaccionar (el vídeo muestra claramente lo contrario).

Es incluso muy posible que dentro de unos días, se oiga que las bombas hayan sido tiradas por los propios palestinos y que ellos hayan matado a su amigo.

La Autoridad palestina, más que protestar violentamente contra este acto, interrumpiendo definitivamente toda negociación con el gobierno israelí, sumándose a las manifestaciones de cada viernes, marchando la mano con la mano con su pueblo, apenas ha reaccionado y ha mostrado su alegría por la próxima reunión entre Mahmoud Abbas y Obama en la Casa Blanca (la fecha de esta reunión está sin fijar cuando escribo este artículo).

Los medios apenas han evocado este acontecimiento. Los palestinos no tienen existencia. El choque es tanto más grande cuanto que existe un vídeo y habría podido tener un gran impacto.

La comunidad internacional, con el sentido que la expresión comporta, no relatará el "incidente" (pues para ellos es el término apropiado) y va a continuar a llamar a los palestinos a renunciar a la violencia y a resistir con calma mientras que Israel comete crímenes (desde el comienzo de la segunda Intifada, el 87% de las víctimas del conflicto son palestinos), mientras las leyes internacionales son violadas de forma permanente, mientras en cada instante los palestinos son oprimidos.

Nos corresponde a nosotros, ciudadanos, el deber de actuar, de unirnos a asociaciones solidarias, escribir artículos, realizar películas, discutir en cada instante sobre el desamparo del pueblo palestino. Palestina es una cuestión esencial

Esto es lo esencial.

Para Bassem, su familia, para Bil´in y Palestina.

Frank Barat forma parte del Comité del Tribunal Russell sobre Palestina y es también miembro de Palestine Solidarity Campaign UK.

Publicado el martes 21 de abril en http://www.france-palestine.org

Traducción: Alberto Nadal para VIENTO SUR

La Tortura no puede ser jamás justificada


El domingo, mientras daba los últimos toques a la Reflexión sobre Haití, escuchaba a través de la televisión la conmemoración de la Batalla de Pichincha, que tuvo lugar en Ecuador hace 187 años, el 24 de mayo de 1822. La música que ambientaba la actividad era bella y atractiva.

Me detuve a observar los vistosos uniformes de la época y otros detalles de la conmemoración.

¡Cuántos recuerdos emotivos en torno a la heroica batalla que decidió la independencia de Ecuador! Los ideales y sueños de la época estaban presentes en aquel acto. Junto al presidente de Ecuador, Rafael Correa, estaban como invitados de honor Hugo Chávez y Evo Morales –que hoy reeditan las ansias de independencia y justicia por las que los patriotas latinoamericanos lucharon y murieron. Sucre fue el protagonista principal de la inmortal proeza, impulsada por los sueños de Bolívar.

Aquella lucha no ha concluido. Resurge de nuevo en condiciones muy diferentes, tal vez ni siquiera soñadas entonces.

Vino a mi mente la versión de un discurso de Dick Cheney que había leído el sábado, sobre Seguridad Nacional, pronunciado el jueves a las 11 y 20 a.m. desde el Instituto de Empresas Estadounidenses y transmitido por CNN en español y CNN en inglés. Era una respuesta al discurso que pronunció el presidente de Estados Unidos, Barack Obama, a las 10 y 27 a.m. del mismo día en relación con el mismo tema, al que añadía una explicación sobre el cierre de la cárcel de Guantánamo. Yo lo había escuchado cuando habló ese día.

La mención a ese pedazo del territorio nacional ocupado por la fuerza me llamó la atención, aparte del interés lógico sobre el tema. Ni siquiera conocía que Cheney hablaría inmediatamente después. No es lo habitual.

Inicialmente pensé que podría ser un desafío abierto al nuevo Presidente, pero cuando leí la versión oficial comprendí que la rápida respuesta había sido concertada previamente.

El ex vicepresidente había elaborado su discurso con cuidado, en tono respetuoso y a veces edulcorado.

Pero lo que caracterizó el discurso de Cheney fue la defensa de la tortura como método para obtener información en determinadas circunstancias.

Nuestro vecino del norte es un centro de poder planetario, la nación más rica y poderosa, poseedora de una cifra de cabezas nucleares que oscila entre 5 mil y 10 mil, las que pueden hacerse estallar en cualquier punto del planeta con precisión de milímetros. Habría que añadir el resto de su equipamiento bélico: armas químicas, biológicas, electromagnéticas, un arsenal inmenso de medios de combate terrestres, navales y aéreos. Esas armas están en manos de quienes reclaman el derecho a utilizar la tortura.

Nuestro país posee cultura política suficiente para analizar tales argumentos. Muchos en el mundo comprenden igualmente lo que expresan las palabras de Cheney. Haré breve síntesis seleccionando sus propios párrafos acompañados de breves comentarios y opiniones.

Comenzó criticando el discurso de Obama: “es obvio que el presidente sería sancionado en una Cámara de Representantes, porque en la Cámara tenemos la norma de unos minutos” dijo a modo de chiste, aunque él por su parte habló bastante tiempo, la versión oficial traducida tiene 31 páginas de 22 líneas cada una.

“…fui el primer vicepresidente que también se desempeñó como Secretario de Defensa… mis deberes lógicamente se inclinaban hacia la seguridad nacional, me concentré en esos desafíos mayormente… Hoy soy un hombre más libre. No tengo ninguna elección que ganar o perder, ni ando buscando favores.

“Yo no estoy aquí hablando en nombre de George W. Bush. Nadie más que nosotros quiere que el gobierno actual tenga éxito.

“Hoy quiero hablar de la filosofía estratégica detrás de nuestras políticas, lo hago como alguien que estuvo allí cada día de gobierno de Bush, que apoyó las políticas cuando se tomaron las decisiones y que, sin dudas, lo haría de nuevo en las mismas circunstancias.

“El presidente Obama merece nuestro apoyo cuando toma decisiones sabias, como creo que lo ha hecho en ciertos asuntos relativos a Afganistán y en cuanto a revertir su plan de sacar a la luz fotos incendiarias y cuando culpa o desvirtúa las decisiones de seguridad nacional que nosotros tomamos, merece una respuesta.”

“Nuestro gobierno siempre tuvo que hacer frente a críticas, que en el caso de ciertos círculos fue siempre intensa, especialmente en los últimos años de mandato, cuando los peligros eran tan graves o más graves que nunca, pero el sentido de alarma después del 11 de septiembre ya se estaba desvaneciendo en la memoria.”

Hace luego un recuento de los ataques terroristas cometidos contra Estados Unidos durante los últimos 16 años, dentro o fuera de sus fronteras, enumerando media docena de ellos.

El problema de Cheney era entrar en el espinoso tema de las torturas que tantas veces la política oficial de Estados Unidos ha condenado.

“El 11 de septiembre hizo necesario un cambio de política, orientada a una amenaza estratégica que el Congreso calificó como amenaza inusual y extraordinaria a la seguridad nacional de EE.UU.… Decidimos evitar ataques desde el primer momento”, aseguró.

Señala el número de personas que perdieron la vida el 11 de septiembre. Lo compara con el ataque a Pearl Harbor. No explica por qué la compleja acción pudo organizarse de forma relativamente fácil, qué noticias previas de la inteligencia poseía Bush, qué pudo hacerse para evitarla. Bush llevaba ya casi ocho meses en la Presidencia. Se sabía que trabajaba poco y descansaba mucho. Constantemente se marchaba para su rancho de Texas.

“Al Qaeda buscaba tecnología nuclear –afirma– y A.Q.Khan estaba vendiendo tecnología nuclear en el mercado negro”, –exclama y añade: “Teníamos los ataques con ántrax de fuente desconocida, los campos de entrenamiento en Afganistán y dictadores como Saddam Hussein, con nexos conocidos con terroristas en el Oriente Medio.

“Como recordarán yo estaba en mi oficina en esas primeras horas cuando el radar detectó un avión que se dirigía hacia la Casa Blanca a 500 millas por hora, el vuelo 77, el que acabó golpeando el Pentágono. Con el avión aún volando, los agentes del Servicio Secreto entraron a mi despacho y me dijeron que debíamos partir de inmediato. Momentos después estaba en un puesto de mando fortificado en algún lugar debajo de la Casa Blanca.”

La narración de Cheney evidencia que nadie había previsto aquella situación y le presta un flaco servicio al orgullo de los norteamericanos al suponer que alguien encerrado en una cueva, a 15 o 20 mil kilómetros de distancia, podía obligar al Presidente de Estados Unidos a ocupar su puesto de mando en el sótano de la Casa Blanca.

“Desde entonces –narra Cheney– he escuchado especulaciones ocasionales de que yo cambié después del 11 de septiembre, yo no diría eso, pero debo admitir que observar un ataque coordinado y devastador contra nuestro país desde un bunker bajo tierra en la Casa Blanca puede afectar la visión que uno tiene de sus responsabilidades.”

“Como las guerras no se pueden ganar en la defensiva, actuamos directamente contra los terroristas, sus guaridas y santuarios.

“Las políticas fueron aplicadas con apoyo bipartidista.

“No inventamos la autoridad. Aparece en el artículo dos de la Constitución.

“Después del 11 de septiembre el Congreso y una Resolución Mixta autorizaron todo lo necesario para proteger EE.UU.

“Esta iniciativa nos permitió interceptar llamadas y rastrear contactos entre operadoras de Al Qaeda y personas dentro de EE.UU.

“El programa fue ‘top secret’ y por una buena razón, hasta que los editores del New York Times lo obtuvieron y divulgaron en primera plana. Después del 11 de septiembre, el diario pasó meses publicando fotos de los muertos a cargo de Al Qaeda ese día.

“Eso impresionó al Comité de Premios Pulitzer, pero evidentemente no sirvió a los intereses del país ni salvaguardó al pueblo.

“Años después nuestro gobierno comprendió que la seguridad del país requería reunir información que en algunos casos solo podría obtenerse a través de interrogatorios fuertes.

“Yo fui y sigo siendo un fuerte defensor del programa de interrogatorios.” (Se refiere a los interrogatorios con empleo de torturas.)

“Ese método se usó con terroristas después que fallaban otras técnicas.

“Eran legales, esenciales, bien justificados, exitosos y la manera correcta de actuar.

“Pero nuestros sucesores tienen su propio punto de vista sobre el particular.

“Por decisión presidencial, el mes pasado vimos cómo se divulgaban documentos relacionados con esa práctica de interrogatorios. Se hizo como ejercicio pleno del gobierno para honrar el derecho del pueblo a saber la verdad.

“…El público recibió menos de la mitad de la verdad.

“Es difícil imaginar un precedente peor que ver una administración entrante incriminando las decisiones políticas de sus predecesores.

“Una de las personas que se opuso a liberar los memos sobre técnicas de interrogar fue el director de la Agencia Central de Inteligencia, Leon Panetta.”

Cheney, al llegar a este punto, sin embargo, tenía que explicar lo ocurrido en la prisión de Abu Ghraib, que llenó de horror al mundo. “Allí reinaba el sadismo –dijo– y nada tenía que ver con los interrogatorios en busca de información.

“En Abu Ghraib, guardias sádicos abusaron de prisioneros violando las leyes de EE.UU., reglas militares y la decencia.

“Conocemos la diferencia entre justicia y venganza. No andábamos intentando vengarnos de los autores del 11 de septiembre.

“Desde el inicio del programa solo nos enfocamos en la prioridad más importante, obtener información sobre los planes terroristas.

“Por el daño que causaron a los presos iraquíes y a la causa de Estados Unidos, merecían y recibieron justicia.”

Independientemente de los miles de jóvenes norteamericanos muertos, mutilados y heridos en la guerra de Iraq y los fabulosos fondos invertidos allí, cientos de miles de vidas de niños, jóvenes y ancianos, hombres y mujeres que no tuvieron culpa alguna del ataque a las torres gemelas han muerto en ese país después de la invasión ordenada por Bush. Esa enorme masa de víctimas inocentes no recibió siquiera una mención en el discurso pronunciado por Cheney.

Las pasa por alto y prosigue:

“Si los liberales están inconformes con algunas decisiones y los conservadores con otras, parecería como que el presidente está en la senda de una solución sensata.

“Pero en la lucha contra el terrorismo, no hay puntos medios, y medias medidas te medio exponen.

“Cuando dejas de conocer una sola pista, eso nos puede llevar a la catástrofe.

“En un segundo día de gobierno el presidente Obama anunció el cierre de la prisión de Guantánamo. Ese paso se dio con poca deliberación y sin plan.

“A esta administración (Obama) le ha resultado fácil recibir aplausos en Europa por la clausura de Guantánamo, pero le resulta difícil encontrar una alternativa que sirva a los intereses de la justicia y la seguridad nacional estadounidense.

“En la categoría de eufemismo, el premio lo obtendrá un editorial reciente en un diario conocido que refiere a terroristas que hemos capturado como ‘secuestrados’.

“Tenemos a enemigos de nuestro país, denominados por un diario como víctimas de secuestro.

“Los interrogatorios y el Programa de Vigilancia, sin dudas, han hecho a este país más seguro.

“Cuando Obama y su administración hablan de interrogatorios, lo hacen como si hubieran resuelto el dilema moral de cómo extraer información vital de boca de los terroristas.

“En realidad, están dejando de lado las decisiones, mientras presumen de una superioridad moral.

“Desclasificar esos memorandos es contrario a los intereses de la seguridad nacional.

“El daño comienza con información de alto grado de secreto que ya está en manos terroristas.

“Gobiernos del mundo que nos han apoyado en maniobras conjuntas, ahora temen porque ven otras operaciones comprometidas.

“El presidente Obama ha usado su poder para revelar lo que pasa en los interrogatorios…

“El propio director de Inteligencia Nacional del presidente Obama, Denis C. Blair, lo dijo de esta manera: ‘La información de alto valor provino de los interrogatorios en los que fueron usados esos métodos y nos dio una mayor comprensión de la organización de Al Qaeda que atacaba nuestro país.’

“El almirante Blair dijo esta conclusión por escrito; pero esta desapareció en una versión posterior dada a conocer por el gobierno.

“Esas 26 palabras faltantes decían una verdad inconveniente; pero no pudieron cambiar las palabras del director de la CIA en los gobiernos de Clinton y Bush, George Tenet, quien dijo claramente: ‘Sé que este programa ha salvado vidas. Sé que hemos desbaratado planes. Sé que este programa por sí solo vale más de lo que el FBI, la CIA y la Agencia de Seguridad Nacional juntas han podido darnos.’

“Si los estadounidenses tienen oportunidad de saber qué fue lo que se evitó en el país, esto llama a aclarar la urgencia y el carácter correcto de estos interrogatorios en los años posteriores al 11 de septiembre.

“Nos ocupamos en obtener sus secretos en lugar de compartir los nuestros con ellos.

“Es algo que se debe mantener hasta que el peligro haya pasado. En el camino ha habido que tomar decisiones difíciles.

“Ninguna decisión de seguridad nacional se tomó a la ligera ni en forma apresurada.

“Como en cualquier conflicto ha habido costos. Ninguno más alto que los sacrificios de aquellos muertos o heridos sirviendo al país.

“Como muchos otros que prestan servicios a los Estados Unidos ellos no son de los que piden agradecimientos pero yo les estaré agradecido.”

Sus ataques a la administración de Obama fueron realmente duros, pero no deseo emitir opiniones sobre ese tema. Me corresponde sin embargo recordar que el terrorismo no bajó del cielo: fue el método ideado por Estados Unidos para combatir a la Revolución Cubana.

Nada menos que el general Dwight Eisenhower, Presidente de Estados Unidos, fue el primero en utilizar el terrorismo contra nuestra Patria, y no se trató de un grupo de acciones sangrientas contra nuestro pueblo, sino decenas de hechos desde el propio año de 1959, que se incrementaron después a cientos de actos terroristas cada año, con empleo de sustancias inflamables, explosivos de alta potencia, armamentos sofisticados de precisión con rayos infrarrojos, venenos como cianuro, hongos, dengue hemorrágico, fiebre porcina, ántrax, virus y bacterias, que atacaban cultivos, plantas, animales y seres humanos.

No fueron solo acciones contra la economía y el pueblo, sino también las destinadas a eliminar a los dirigentes de la Revolución.

Miles de personas fueron afectadas, y la economía, cuyo objetivo es sostener la alimentación, la salud y los servicios más elementales del pueblo, ha sido sometida a un implacable bloqueo que se aplica extraterritorialmente.

No invento estos hechos. Constan en los documentos desclasificados del Gobierno de Estados Unidos. En nuestro país, a pesar de los gravísimos peligros que durante decenas de años nos han amenazado, jamás se torturó a nadie para obtener información.

Por dolorosas que fuesen las acciones contra el pueblo de Estados Unidos el 11 de Septiembre de 2001, que todo el mundo condenó con energía, la tortura es un acto cobarde y vergonzoso que no puede ser jamás justificado.

José Paredes, el asesino de Víctor Jara

Agencias/insurgente.-

Después de casi 36 años de silencio, José Paredes, uno de los soldados que ejecutó en septiembre de 1973 al cantautor y director teatral Víctor Jara, prisionero de los militares golpistas, confesó su participación y fue sometido a proceso y detenido como presunto autor del homicidio, por orden del juez Juan Fuentes, quien investiga el caso. Paredes, entonces de 18 años y cumpliendo el servicio militar, integró el pelotón que acribilló con 44 disparos.

Paredes estaba detenido junto con otro ex conscripto desde el viernes y había confesado su participación a la policía. Al ir a declarar el lunes ante el magistrado quiso retractarse, pero éste resolvió procesarlo. Sus declaraciones comenzaron a desenredar una investigación que el juez Fuentes quiso cerrar con un único procesado -el coronel Mario Manríquez, director del campo de prisioneros improvisado por los militares en el Estadio Chile- y fue reabierta por presión de los querellantes, quienes hicieron un llamamiento público para que se entregaran más antecedentes y pidieron 90 nuevas diligencias.

La clave para acercase a los autores directos la tenían los ex conscriptos que hacían la mili y los enviaron a custodiar a los más de 5.000 partidarios del derrocado Gobierno de Salvador Allende detenidos en las graderías del Estadio Chile, un recinto cercano al palacio de La Moneda. Paredes cumplía el servicio militar en el regimiento Tejas Verdes, cuyo jefe era Manuel Contreras, quien después fue el jefe de la Dirección de Inteligencia Nacional (DINA), el principal aparato represor de la dictadura de Augusto Pinochet.
El regimiento envió dos secciones desde el puerto de San Antonio para custodiar los prisioneros, que en Santiago los militares dejaron primero en el Estadio Chile y, después, cuando ya no cabían en este recinto techado, en el Estadio Nacional, el mayor campo de fútbol del país. Jara fue detenido al día siguiente del golpe militar, junto con otros 600 estudiantes y académicos de la Universidad Técnica del Estado que quisieron resistir desarmados el golpe militar. Recibió un tratamiento brutal en el estadio. Militante comunista, era uno de los símbolos culturales de la experiencia socialista de Allende. Los soldados rompieron a culatazos sus manos, lo golpearon y dejaron sin alimentos ni agua. Otros prisioneros lo ayudaron, pero su suerte estaba echada.

Un subteniente jugó a la ruleta rusa con un revólver en la sien del cantautor y le dio el primer disparo mortal en los subterráneos del estadio. Después ordenó a Paredes y otros soldados disparar al cuerpo que convulsionaba agónico para rematarlo, según su relato, transcrito por el Centro de Investigación Periodística. Detrás presenciaba la escena el oficial Nelson Haase, a cargo de los interrogatorios en ese recinto y que después se incorporó a la DINA.

Catorce prisioneros corrieron la misma suerte de Jara ese día. El cuerpo del cantautor fue arrojado después en la calle y su viuda, Joan Jara, lo pudo rescatar de la morgue entre cientos de víctimas, gracias a la valentía de un funcionario del servicio de identificación que lo reconoció y fue a avisarle a su domicilio.

El nombre de Haase surgió por primera vez relación con el caso de Jara. En la DINA tuvo labores operativas y hoy, a sus 62 años, es propietario de una empresa de muebles y decoraciones. En declaraciones al diario La Nación negó haber estado en el Estadio Chile y dijo que en la fecha del crimen se encontraba en el sur del país.
El juez ordenó a la policía determinar la participación de Haase y pidió nuevas diligencias. La justicia busca identificar a un oficial conocido como El Príncipe y a quien los prisioneros describieron como rubio, alto y de voz enérgica, y recuerdan porque fue quien más se ensañó con Jara.

Joan Jara, la viuda del cantautor, sostuvo que "la justicia se acerca a la verdad" y recordó que su querella original fue contra Pinochet. "Acá hay otros culpables. Son la gente que mandó disparar y torturar". Para el abogado querellante Nelson Caucoto, donde "hubo acción de un conscripto hay la orden de un oficial y deben ser tratados con el máximo de rigor de la ley, porque los soldados sólo fueron la carne de cañón".

Albañil, jardinero y camarero de un restaurante en San Sebastián, un balneario a cien kilómetros de la capital, Paredes alegó que "yo sólo era un pelao nomás" cuando era trasladado a la cárcel de alta seguridad y pidió "buscar a los altos mandos".