viernes, 26 de marzo de 2010

Finanzas “de blanco” en Corea

Hace exactamente una semana, nos despertamos con la noticia de que Pak Nam-gi, responsable de las finanzas norcoreanas, había sido ejecutado, por el delito de llevar al país a la bancarrota económica. Mi primera reacción ante la noticia fue pensar que, probablemente, todo esto es un nuevo ejemplo de propaganda surcoreana: la invención de una ejecución, de la que no se aporta ninguna prueba.

Pero, dándole una vuelta más, creo que el objetivo real no es que el lector reflexione sobre la presunta ejecución, ya que -al no haber pruebas- la historia no da mucho de sí. Los medios del sistema se enredarían en hablar de una ejecución, si pudieran regodearse en imágenes o descripciones, entrevistas o vox populi, pero resulta que nada de esto existe. Quizás, entonces, el error esté en pensar que el objetivo principal es contar una ejecución. En mi opinión, el verdadero propósito es que el lector pueda dudar de la historia, pero no de las premisas de las que parte la misma.

Me explico: ante la falta de pruebas, los lectores podemos dudar de la muerte de Pak Nam-gi, pero es mucho más difícil -por la desinformación existente- que dudemos de que en Corea existe una situación política y económica desesperada, en la cuál, podrían estar llegando al extremo de fusilar a los responsables. De tal forma, si al lector se le convence de esto último, la muerte del ministro es irrelevante, ya que se habrá conseguido dar la impresión de que estamos un “régimen estalinista”, donde las ejecuciones son el pan nuestro de cada día.

El lector, en esta noticia, pone en duda el contenido pero no el contexto e, independientemente de si se ha ejecutado a un ministro o no, ese contexto es lo auténticamente falso.

He de reconocer que no cuento con información sobre Pak Nam-gi. Desde Corea no se ha emitido ni una confirmación, ni un desmentido. En realidad, para ellos prevalece la presunción de inocencia: es la acusación quién tiene que demostrar sus afirmaciones. Precisamente por eso, voy a empezar valorando el contexto económico de Corea, para luego indagar sobre las maniobras mediáticas articuladas desde Corea del Sur.

Las reformas económicas de la última década

La economía de Corea del Norte se rigió, entre 1953 y 2002, por un sistema público de distribución, que jugaba con precios artificiales a través de un modelo de compensación. El Estado dividía las mercancías entre aquellas que satisfacen necesidades básica y las que se pueden considerar “lujos”. La vestimenta, la vivienda, la alimentación o el transporte son ejemplos de necesidades básicas, mientras que una televisión o un microondas, son lujos.

De esta forma, el Estado calcula el coste real de producir cada una de ellas y a la hora de establecer los precios, vende las mercancías básicas por debajo de su valor real. Este subsidio sobre las mercancías básicas se financia con un impuesto que grava a las mercancías de lujo. En consecuencia, entre 1953 y 2002 existió un sistema que subía el precio a las mercancías de lujo para que toda la población tuviese acceso a las mercancías básicas. Este sistema tiene un fuerte componente de igualitarismo, pero también de justicia social.

El sistema funcionó bien mientras la producción norcoreana se mantuvo estable. Es decir, mientras el Estado fue capaz de planificar de forma eficiente la producción anual, se pudo mantener un eficaz sistema de compensación de precios. Pero a partir de 1991, con la contrarrevolución en el campo socialista, la economía norcoreana sufrió el aislamiento y el bloqueo, que agravaron el impacto de varios desastres naturales (inundaciones, sequías,...).

El sistema de compensación se volvió irreal, debido a la reducción del volumen de producción -en la agricultura y en los bienes de lujo-, con algunas industrias paralizadas o produciendo por debajo de su capacidad real. Sin embargo, Corea decidió no subir los precios de los productos subvencionados ni reducir la inversión en los sectores clave para el sistema socialista: educación, salud y vivienda.

La descompensación hizo el sistema ineficaz y en 2002 se decidió acometer una serie de reformas con carácter temporal. Por un lado, se decidió que el dinero debía ser capaz de medir el valor real de los productos, dando una vuelta atrás hacia una economía mercantil. Esto buscaba re-equilibrar los precios, que ya no eran representativos de ningún sistema de compensación.

En cualquier caso, esta medida no supuso el fin del sistema público de abastecimiento, que siguió funcionando, aunque combinado con la venta a través de precios menos regulados. Además, la propiedad siguió estando en manos de cooperativas y de la industria estatal, por lo que la ley del valor tuvo una acción limitada.

Lo que se pretendía era que las granjas colectivas, así como la industria estatal, entregasen una parte de su producción al Estado a precios pre-fijados, para venderlos en el sistema estatal de distribución a precios subsidiados. Al mismo tiempo, todo el excedente que se produjese por encima de la cuota, se podría vender en mercados “libres” (no son enteramente libres, ya que existen regulaciones de precios máximos). Así, se intenta incrementar la producción. Corea pasó a tener mercados como los de cualquier país del mundo, sólo que la población norcoreana, además, disfruta también de un sistema de precios subsidiados donde comprar productos básicos baratos.

Este nuevo sistema es una especie de “NEP norcoreana”, que finalizó de forma brusca a finales de 2009. De forma rápida, el Estado cerró los mercados y derivó la producción hacia el sistema público de distribución, al tiempo que comenzó una reforma monetaria.

La reforma monetaria buscaba reducir el dinero en circulación, al tiempo que fijaba topes del dinero que se podría cambiar desde el viejo won al nuevo. Este tope, bastante elevado, esconde en realidad una medida política, desde mi punto de vista: se busca impedir que tras la reforma de 2009 se reproduzcan las diferencias sociales que, probablemente, aparecieron a partir de 2002. Es posible que con esta apertura de 2002 aparecieran, fuera de la ley, intermediarios comerciales y cierta corrupción, desconocida hasta entonces en Corea. Ésta medida es un palo que las autoridades revolucionarias dan a esa posible casta privilegiada, aparecida por las tímidas reformas de 2002.

Por otro lado, el nuevo sistema impide la tenencia de moneda extranjera. A partir de 2002, las tiendas, restaurantes y hoteles podían cobrar al turista en divisa. Esto produjo un cierto flujo de dinero extranjero dentro de Corea, aún estando muy lejos de una situación de doble moneda. Esto puede ser un potencial nido de corrupción, al mismo tiempo que impide al Estado centralizar todas las divisas y emplearlas de forma coordinada en aquellas necesidades que tenga el país. La nueva reforma obliga a cambiar todo el dinero extranjero en el won norcoreano a la entrada del país, en el banco estatal.

En este sentido, las reformas de diciembre de 2009 ponen fin a la “NEP” y son un giro de tuerca hacia el socialismo. No sólo se reforzó el sistema público de distribución y se abolieron los mercados, sino que se mantuvieron estables los salarios, al tiempo que el sistema público de distribución (ahora asumiendo la producción de los mercados “libres”) bajaba los precios.

Con la reforma económica, el kilo de arroz ha pasado de valer 350 won por kilo, a 240 wones. El kilo de maíz ha pasado de 180 wones a 130. El cerdo ha pasado de 1000 wones el kilo a 700. Y así sucesivamente. Todo esto sólo es posible de la mano de la mejora económica que está teniendo el país en el marco del plan hacia 2012.

Entonces, ¿qué sentido tienen las acusaciones desde la prensa burguesa de "subida de precios" si, precisamente, existe una economía donde se ha abolido el comercio privado y los precios están regulados?

En mi opinión, estamos ante una “pataleta” de la burguesía surcoreana y de sus medios, que están decepcionados con una reforma económica que hace avanzar las posiciones de la economía socialista, en contra de la vía que Corea del Sur había diseñado para una "transición" hacia la economía de mercado y que Corea del Norte jamás aceptó.

Es posible que haya habido precipitación y un cierto caos en la aplicación de estas medidas, pero esto sólo es, si acaso, una circunstancia temporal y no un síntoma de que el país esté al borde del abismo.

La disputa entre varias vías económicas son, en Corea, producto de una lucha de clases y de proyectos bien diferenciados. La reforma de 2009, cerrando el paso al capitalismo, fortaleciendo el sector estatal de la economía y poniendo límites a la aparición de una posible casta privilegiada en Corea del Norte, son una clara apuesta del gobierno revolucionario por el socialismo.

¿De dónde sale toda esta campaña mediática?

La noticia de la presunta ejecución se reprodujo en televisiones, radios, páginas de internet y periódicos de todo el planeta. Sin embargo, todas las páginas toman como fuente a la misma agencia: Yonhap. Lamentablemente, medios de contrainformación del Estado Español, como Kaos en la Red, también reprodujeron el comunicado de Yonhap, sin contrastar la información ni dar una visión alternativa.

¿Qué sabemos sobre la agencia Yonhap? Es la principal agencia de noticias de Corea del Sur y pertenece a la empresa de propiedad pública KBS. La agencia es parte de la estrategia política del gobierno surcoreano, hasta el punto de que la legislación surcoreana dice explícitamente que la función de la Agencia Yonhap y la corporación KBS es “difundir una imagen positiva del país”.

Yonhap se fundó en 1980, a partir de la fusión de dos agencias precursoras. Antes y después de 1980, estuvo vinculada a las dictaduras de extrema derecha de Corea del Sur y una orientación favorable al Gran Partido Nacional (GNP). Con la llegada de Lee Myung Bak (GNP) a la Presidencia, en 2008, la agencia ha radicalizado sus posiciones y sirve como auténtico órgano de propaganda de las posiciones más reaccionarias de la oligarquía surcoreana.

Vamos a analizar la información que publica Yonhap sobre el caso de la presunta ejecución del Ministro de Finanzas:

“Según fuentes cercanas a la situación en Corea del Norte consultadas por Yonhap, Pak fue fusilado en Pyongyang bajo el cargo de 'haber llevado a la ruina la economía del país de forma planificada'.

Las mismas fuentes señalaron que el régimen de Pyongyang atribuyó a Pak toda la responsabilidad generada por el fracaso de la reforma monetaria que condujo al descontento social y tuvo un efecto negativo en la preparación de la posible sucesión del poder de Kim Jong-eun, hijo menor del líder norcoreano, Kim Jong-il.”

Hasta en dos ocasiones, Yonhap señala a “fuentes cercanas a la situación en Corea del Norte”, sin especificar cuáles. En resumen, miles de medios en todo el mundo señalan como fuente única a Yonhap, mientras Yonhap señala a “fuentes cercanas”, ocultas y desconocidas.

Al misterio de si Pak Nam-gi está vivo o no, se le une el misterio de las fuentes que dan la noticia. En realidad el misterio no es tal: Yonhap es una empresa gubernamental (este término le define mucho mejor que “pública”) de un país en el que las fuerzas policiales, el ejército y los servicios de inteligencia tienen un larguísimo historial de montajes y control social.

Pero ahora viene la mejor parte: ¡una asociación directamente vinculada a los servicios secretos de Corea del Sur, se ha reconocido como fuente de la noticia de la ejecución!

En concreto es la Radio “Corea del Norte Libre”, que junto a otras, como la “Alianza Movimiento de un Norte Libre" o la "Solidaridad de Intelectuales de Corea del Norte" son controladas directamente desde la agencia de inteligencia de Corea del Sur. Utilizan como rostro visible a desertores -reales o ficticios- a los que presentan como “refugiados”. Es el Miami coreano, con abundante financiación y contando con lo peorcito de ambos lados de la sociedad coreana.

Algunas de estas asociaciones, han recibido premios de instituciones norteamericanas e incluso fueron invitadas a la Casa Blanca y al Capitolio para recoger los galardones y la asignación económica.

Yendo a lo concreto, la Radio “Corea del Norte Libre” ha publicado que en octubre se “infiltró” en Corea del Norte, se puso en contacto con “disidentes” y les repartió teléfonos por satélite para que que trasmitan noticias y secretos que sucedan dentro del país.

Hay dos opciones.

La primera opción es que sea un farol, un deus ex machina similar al ordenador de Raúl Reyes, que sirva para justificar cualquier afirmación en el futuro.

La segunda opción es que sea cierto, pero en ese caso, Radio “Corea del Norte Libre” se ha quitado la careta definitivamente. ¿Realmente alguien se puede creer que unos simples “refugiados norcoreanos” se cuelan alegremente por Pyongyang y provincias, y repartan teléfonos de conexión por satélite a personas que saben que no les van a delatar ante las autoridades? Esto es obra, sin duda alguna, de los servicios secretos. Una operación de este calibre, en un país con los niveles de seguridad con los que cuenta Corea del Norte, requiere unos niveles de sofisticación imposibles para una pequeña empresa radiofónica.

Estamos ante el nacimiento artificial de unas “Damas de Blanco” y una “Yoani” norcoreana. Son gente sin rostro, a sueldo del imperialismo y que están infiltrados dentro de la propia Corea del Norte y no precisamente para narrar el día a día del país.

Es una producción artificial y ajena a la realidad norcoreana, fabricada desde el exterior y que probablemente servirá en el futuro para bombardearnos con propaganda. El gobierno norcoreano publica hoy un comunicado en el que advierte que trabajar para un servicio secreto extranjero está penado por la ley.

De hecho, es curioso que la Radio “Corea del Norte Libre” no emita fundamentalmente hacia Corea del Norte, sino hacia el extranjero. De hecho, su emisión es fundamentalmente a través de Internet, red a la que no acceden los norcoreanos (lo hacen a Intranet) y su emisión se hace a través de onda corta, fácilmente bloqueable para el gobierno norcoreano, pero que llega a una distancia geográfica mayor. Su función no es, como afirman, informar a los norcoreanos, sino fabricar noticias, sin citar fuentes, aprovechando la legitimidad que le da ante la opinión pública ser “refugiados” y no una agencia surcoreana.

En conclusión, creo que la verdadera noticia no está en una ejecución, sino en una nueva campaña de desprestigio y propaganda contra el socialismo coreano. La novedad no es la suerte que haya corrido el ministro de finanzas, sino que Corea, como Cuba, cuenta por fin con mercenarios al servicio del imperialismo. Por eso, titulo a este artículo: Las finanzas “de blanco”.


Juan Nogueira López
Secretario de Comunicaciones
Asociación de Amistad con Corea en el Estado Español